jueves, 7 de mayo de 2015

AL JUSTO Y TENAZ





Al varón justo y tenaz en sus propósitos,
ni el acaloramiento de los ciudadanos,
esos que deciden insensatos,
ni el semblante hostil de un tirano
le perturban su firmeza de ánimo, ...
ni el Austro, turbulento señor del inquieto Adriático,
y tampoco la mano fulminante del gran Júpiter.

Aunque sobre él se desmoronara el orbe,
hecho pedazos;
lo sepultarán sus ruinas,
mas permanecerá impávido.
 

Traducción de Manuel Fernández Espinosa
 

Iustium et tenacem propositi virum
non civium ardor prava iubentium
non voltus instantis tyranni
mente quatit solida neguqe Auster,
dux inquieti turbidus Hadriae,
nec fulminantis magna manus Iovis:
Si fractus inlabatur orbis,
impavidum ferient ruinae.

Horacio

viernes, 1 de mayo de 2015

LA EPOPEYA VILIPENDIADA: LOS REALISTAS HISPANOAMERICANOS (XIV)

Imagen de bicentenariodistinto.blogspot.com


CACIQUE ARAUCANO

Cacique araucano,
Tus antepasados lucharon contra la Conquista,
Sin embargo, con la política de los Parlamentos,
La convivencia se hizo efectiva.

Reconociendo al Pichi-Rey,
Ya fuiste parte de las Españas,
Sin perder ni un ápice,
De tu identidad abigarrada.

Los tuyos han florecido como jinetes,
Orfebres, plateros y tejedores,
Eres muy apegado a tu tierra,
No te gustan los invasores.

Y ahora vienen de todas partes,
Gentes extrañas con extrañas proclamas,
Negando al Pichi-Rey y diciendo,
Que la capitanía de Chile ya no es España.

Mas tú no te dejas engatusar,
Y a palabras necias, oídos sordos.
Guerra a muerte al que rompe la tradición,
Guerra feroz a embusteros y demagogos.

El pacto de tus antepasados,
Se renueva con sangre altanera,
¡Oh, cacique araucano,
La cruz de Borgoña es tu bandera!


Antonio Moreno Ruiz 



LA EPOPEYA VILIPENDIADA: LOS REALISTAS HISPANOAMER...
LA EPOPEYA VILIPENDIADA: LOS REALISTAS HISPANOAMER...

DEL ÁFRICA ESPAÑOLA (XV)

Imagen de eljebha.com


AVANZA EL TABOR

Avanza el tabor orgulloso,
avanza el tabor resuelto,
avanza el tabor glorioso,
avanza el tabor altanero.

Retrocede el enemigo amedrentado,
por el poderío de una ínclita soldadesca
que triunfa con el apabullante lauro
de ondear el sol y la sangre de su bandera.

Y así, el tabor no para
hasta conquistar la victoria.
Avanza el tabor, avanza,
henchido de laureles de honra.



Antonio Moreno Ruiz